El derecho a una vida digna

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Desde décadas atrás Las Cooperativas de Viviendas por Ayuda Mutua, no solamente se han preocupado en solucionar el techo sino que luchan por el derecho de los sectores más bajos de la sociedad a una vida digna y se caracterizan por su capacidad de solidaridad y propuesta.
Terminada la obra, comienza la etapa de convivencia, estimulando el desarrollo social de los barrios y, con diferentes grados de funcionamiento, mantienen y administran una amplia gama de actividades para todas las edades.
Según las necesidades del grupo, se crean servicios comunitarios autogestionados por la cooperativa para mejorar la calidad de vida de las personas: policlínicas médicas y odontológicas; bibliotecas y centros culturales; guarderías infantiles; actividades deportivas y recreativas; mantenimiento de espacios verdes, alumbrado y calles; mejoras de los servicios públicos; construcción y donación al Estado de locales escolares, etc. Hay otros servicios que son centralizados por la Federación Argentina de Cooperativas como: asesoramiento jurídico, notarial y contable; planta de prefabricado; convenios con emergencias médicas y otras instituciones; centro de formación, colonia de vacaciones y hogar estudiantil; entre otros.
A pesar de su aporte reconocido a la sociedad y al desarrollo social y comunitario de las zonas periféricas, muchas veces, antes de poder gestionar el préstamo para construir, han tenido que luchar por sus derechos, llegando en muchos casos a la ocupación de terrenos fiscales, manifestaciones multitudinarias o de ciudades del interior, frente a los Organismos de Defensa de los Derechos, Legislaturas, Municipalidades o al Secretario de Vivienda de la nación, llegando a su ocupación pacífica en varias ocasiones, siendo la otra cara de estas movilizaciones son las llamadas "Jornadas Solidarias" donde se hacen presentes en una cooperativa en construcción y en unas cinco horas de un domingo, de mañana, se adelantan miles de horas de trabajo para esa cooperativa.
“La vida digna es un derecho y la vivienda  una necesidad”

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La autogestión y la ayuda mutua

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A través de un proceso colectivo, el grupo se constituye en cooperativa para construir las viviendas, el entorno urbano y los servicios comunitarios. Las familias cooperativistas, a la par de realizar el trabajo de obra, analizan, discuten, proponen y resuelven, mediante la participación democrática en la Asamblea de la Cooperativa, todas y cada una de las etapas y situaciones que se presentan en el camino.
Se elige el terreno, se estudia y discute con los técnicos contratados (arquitecto, asistente social, abogado, contador y escribano) el proyecto social (organización, servicios comunitarios), el proyecto urbanístico (espacios verdes, locales comunales, caminera) y arquitectónico (planos de las viviendas, cronograma de obra). Se gestiona la personería jurídica y luego el préstamo ante los organismos del Estado correspondientes (actualmente el Secretario de Vivienda) que puede llevar su tiempo, según la voluntad política de los gobernantes de turno. (Durante la dictadura, hubo cooperativas que demoraron 18 años en poder comenzar a construir, a la vez que intentos de represión y disolución que no pudieron prosperar por la fuerte resistencia de los cooperativistas). También es parte de las primeras resoluciones de la Asamblea el nombre y la bandera de la Cooperativa, símbolos permanentes de su identidad.
Todas las familias que integran la Cooperativa son a la vez "empresa constructora, mano de obra, administradora de los recursos, destinatarios y usuarios" de las viviendas construidas. Cada núcleo familiar debe aportar un mínimo de 21 horas semanales de trabajo durante la etapa de construcción, que evaluada monetariamente equivale a un aporte de capital del 15 % del costo de la obra. Cada vivienda tipo de 2 dormitorios tiene unos 50 metros cuadrados. Un momento emocionante es el sorteo de las viviendas y entrega de llaves al finalizar la obra. Recién ahí cada familia sabe que casa le será adjudicada.
Las mujeres también participan y trabajan en la obra, siendo muchas veces las que realizan trabajos de mejor terminación como los azulejos en baños y cocinas, por ejemplo, o el armado del hierro para los pilares y vigas.
La organización está basada en principios de solidaridad, igualdad, ayuda mutua y participación democrática, siendo la autogestión de los recursos y la propiedad comunitaria de todo el conjunto sus características principales. También lo es la rotación en los cargos de dirección y fiscalización, debiendo dejar pasar un período de dos o tres años -según los casos- para ser reelectos.
La Asamblea es el órgano máximo y está integrada por un titular por cada núcleo familiar. Anualmente se realizan elecciones con renovación parcial de integrantes de los diferentes órganos (Consejo Directivo y comisiones).
Es un largo proceso educativo de integración social y capacitación comunitaria que comienza con la formación del grupo, previo a la fundación de la Cooperativa, y se continúa luego en la etapa de convivencia y desarrollo social sin límites en el tiempo. Se parte de una concepción individualista por parte de las personas que se integran, ya que el motivo principal es la vivienda, pero a medida que se avanza en las distintas etapas y tareas, se van transformando en actitudes solidarias.

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Una propuesta alternativa

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La experiencia de tanta lucha y sacrificio a lo largo de tantos años llevó a la necesidad de pasar de lo reivindicativo y la demanda, a la elaboración de propuestas alternativas de construcción de la ciudad. Ese aporte en calidad se dio en llamar La Reforma Urbana, en base fundamentalmente al intercambio con las organizaciones populares brasileras, que han desarrollado ampliamente el tema.
Fue un proceso interesante que comenzó naturalmente a partir de la necesidad de vivienda de los pioneros a fines de los 60, pasó por la necesidad de llevar o construir los servicios (transporte, saneamiento, escuelas, salud) en lugares lejanos de la periferia de pueblos y ciudades en todo el país, porque era allí donde se conseguía la tierra para construir. Soportó de muchas maneras, al igual que el resto del movimiento popular uruguayo, la dictadura que comenzó a principios de los 70. El paso de los años llevó a escribir la historia porque estaba la necesidad de compartir la experiencia con los nuevos cooperativistas, con otra gente y con otros pueblos.
Finalmente, a finales de los 80 y principios del 90 se da un paso fundamental pasando a la elaboración de una propuesta alternativa de hacer la ciudad desde una perspectiva de la gente. El derecho de construir y vivir también en las áreas centrales, donde están todos los servicios. Teniendo como eje central de la propuesta el interés social general por encima de los intereses particulares y especulativos que convierten a la vivienda en un bien de consumo, que no se descarta para los sectores privilegiados, pero que debe ser un bien de uso para los sectores trabajadores de bajos recursos.

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Mejorando la ciudad entre todos

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"La ciudad es un lugar para vivir, pero fundamentalmente es su gente. Es el lugar donde cada individuo y cada familia se desarrollan en el intercambio con sus iguales. De ese poner en común la vida se constituye una sociedad con iguales derechos y obligaciones para todos sus integrantes. Es la comunidad de hombres y mujeres que aportan su granito de arena para la construcción del espacio común."
En Argentina existe un movimiento social urbano que se ha tomado en serio que la ciudad se construye entre todos. Son casi quince mil familias (más de 50.000 personas) de bajos recursos, integradas a cerca de cuatrocientos grupos cooperativos que construyen (o aspiran a construir) sus barrios entre todos. Este construir se conoce con la denominación genérica de por ayuda mutua. Conjunto de palabras que entre los cooperativistas encierran un significado de mucho contenido, expresando en sí mismo conceptos y principios tales como: solidaridad, fraternidad, participación, democracia, autogestión, educación, trabajo, desarrollo, organización, unidad, comunidad y lucha.
Nacidas en 1966, las cooperativas de viviendas por ayuda mutua, constituyen una experiencia singular por su desarrollo comunitario y por su aporte a la solución del problema habitacional integral para amplios sectores de la sociedad, sin acceso a los créditos ni a la tierra en forma individual.
Esta iniciativa se basa en una rica tradición de autoconstrucción, con ayuda de familiares y amigos; una fuerte simpatía por las ideas libertarias y experiencias solidarias, aportadas por los conocimientos y vivencias de la importante masa de inmigrantes italianos y españoles de principios de este siglo; así como por las ideas  integradoras de la sociedad (con un contenido cultural multiétnico), forjadas en la lucha por la independencia y la patria grande latinoamericana a principios del siglo pasado. Claro que también los pioneros de Rochdale (Inglaterra), obreros textiles de principios del siglo XIX, aportaron los Principios filosóficos del cooperativismo moderno, renovados por la Alianza Cooperativa Internacional. También se reconoce el aporte de la experiencia de las cooperativas de viviendas suecas, tomadas por los legisladores en la confección de la Ley 13.728.
Es desde ese momento que el cooperativismo de viviendas empieza a crecer, apoyado en su eficacia económica, dando las mejores soluciones habitacionales a los más bajos costos, y apoyado también en su inmediata inserción dentro de las experiencias más auténticas del pueblo Argentino.

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El intercambio nacional e internacional

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La Argentina mantiene desde hace muchos años un intercambio y coordinación de actividades y experiencias con cooperativas y organizaciones populares, sociales, vecinales y sindicales, así como ongs y organismos estatales, en nuestro país y en todo el mundo. Es referencia obligada para el desarrollo del cooperativismo de viviendas por autogestión y ayuda mutua en varios países. Algunas ongs europeas han financiado varios proyectos de educación y formación cooperativa, desarrollo social y comunitario y de construcción de viviendas en experiencias piloto.
Las principales organizaciones con las que se tiene relación, convenios o intercambio son el Centro Cooperativista Sueco, CEBEMO de Holanda, la Central de Trabajadores Argentinos, el Movimiento de Ocupantes e Inquilinos de Buenos Aires, CEVE de Córdoba, la Unión de Movimientos de Vivienda Popular de Brasil, la Federación de Vivienda de Colombia y Habitat de Cuba. Han visitado las cooperativas en Uruguay, en diferentes ocasiones, delegaciones de pobladores y movimientos sociales y cooperativas, de Universidades, de ongs y técnicos, de gobiernos y municipios, de Suecia, Holanda, Bélgica, Alemania, Italia, Inglaterra, Sudáfrica, Cuba, Estados Unidos, México, Costa Rica, Colombia, Chile, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.

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