"La ciudad es un lugar para vivir, pero fundamentalmente es su gente. Es el lugar donde cada individuo y cada familia se desarrollan en el intercambio con sus iguales. De ese poner en común la vida se constituye una sociedad con iguales derechos y obligaciones para todos sus integrantes. Es la comunidad de hombres y mujeres que aportan su granito de arena para la construcción del espacio común."
En Argentina existe un movimiento social urbano que se ha tomado en serio que la ciudad se construye entre todos. Son casi quince mil familias (más de 50.000 personas) de bajos recursos, integradas a cerca de cuatrocientos grupos cooperativos que construyen (o aspiran a construir) sus barrios entre todos. Este construir se conoce con la denominación genérica de por ayuda mutua. Conjunto de palabras que entre los cooperativistas encierran un significado de mucho contenido, expresando en sí mismo conceptos y principios tales como: solidaridad, fraternidad, participación, democracia, autogestión, educación, trabajo, desarrollo, organización, unidad, comunidad y lucha.
Nacidas en 1966, las cooperativas de viviendas por ayuda mutua, constituyen una experiencia singular por su desarrollo comunitario y por su aporte a la solución del problema habitacional integral para amplios sectores de la sociedad, sin acceso a los créditos ni a la tierra en forma individual.
Esta iniciativa se basa en una rica tradición de autoconstrucción, con ayuda de familiares y amigos; una fuerte simpatía por las ideas libertarias y experiencias solidarias, aportadas por los conocimientos y vivencias de la importante masa de inmigrantes italianos y españoles de principios de este siglo; así como por las ideas integradoras de la sociedad (con un contenido cultural multiétnico), forjadas en la lucha por la independencia y la patria grande latinoamericana a principios del siglo pasado. Claro que también los pioneros de Rochdale (Inglaterra), obreros textiles de principios del siglo XIX, aportaron los Principios filosóficos del cooperativismo moderno, renovados por la Alianza Cooperativa Internacional. También se reconoce el aporte de la experiencia de las cooperativas de viviendas suecas, tomadas por los legisladores en la confección de la Ley 13.728.
Es desde ese momento que el cooperativismo de viviendas empieza a crecer, apoyado en su eficacia económica, dando las mejores soluciones habitacionales a los más bajos costos, y apoyado también en su inmediata inserción dentro de las experiencias más auténticas del pueblo Argentino.
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